Un cuerpo sin cabeza

Su torso desnudo brillaba en el mar de sangre,
Sus pezones puntiagudos señalaban al cielo,
Sus cinceladas piernas sin relieves señalaban los formados músculos,
Sus delicadas manos y sus uñas de arco iris
Recordaban el pasado reciente.
Y en la mesa de luz,
Cual una caja de seguridad con el último pensamiento,
Su hermosa cabellera rubia
Sobre su perfecta cabeza
Y sus ojos grises transparentes
Encajaban perfectamente cual preciado tesoro
En busca de un nuevo dueño.
Triste amanecer para una virgen,
Alegre despertar para una esfinge.