Tuesday, September 27, 2005

Me rindo

No puedo seguir adelante, el alma esquilada estalla en mil pedazos,¿cuánto tiempo tardará en estallar el cuerpo?¿Cuándo el corazón dirá "no va mas" y acabará con este suplicio demente y tortuoso? Ya no tengo contención ni en la sonrisa de mis ángeles de la guarda ni en los esfuerzos de mi amada compañera. El dolor es cada vez mas intenso, siento resquebrajarse mi interior, siento la sangre abandonar los cauces y derramarse por dentro de mi cuerpo derrotado, vencido, hundido en mil plegarias y desmembrado.
Quiero sentirme un jazmín o un clavel, no aspiro a una rosa o una orquídea y me siento un cactus reseco y deshilachado en medio del desierto, una piedra de lava recién solidificada al borde de un volcán en erupción y a punto de explotar. No puedo mas, estoy rendido y la batalla recién comienza. Quisiera volver al útero materno, un poco tarde, cuando ya no hay útero y mi madre está penando por la vida por la falta del amor que entregó al vacío. Espectros, veo solo espectros, que caminan, deambulan, se contornean grosera, toscamente por las calles. Zombis de carne y hueso que siguen dando pasos detrás de mas pasos para terminar la vida de un sorpaso estrellados contra una pared de acero. No veo mas allá de mi nariz ni más acá de mis labios. Ciego excremento que está ausente del sentido y la razón, el último grano de arena del Sahara, viejo, pequeño, perdido, insondable, insignificante y sin vida. Basta, estoy rendido, a pocos días de pasar la mitad del siglo

Sunday, September 25, 2005

Sucede...

Silencio, necesito oirte,
Mujer, deseo amarte,
Cuerpo, pierdes el tiempo,
Mente, limpia mis lágrimas,
Ojos, apaguen mi incendio,
Oídos, solventen la ausencia,
Nariz, percibe su celo,
Manos, cuenten la historia,
Piernas, emprendan el vuelo,
Vida, desprende la arena,
Cielo, devuelve los sueños,
Mar, babea los senos,
Rayo, divide la aurora,
Trueno, acerca la suerte,
Lluvia, amasa la tierra,
Risa, alarga la espera,
Muerte, la puerta está abierta....

Saturday, September 24, 2005

Memoria marcada a fuego: III - Persecución

Estaba camino al trabajo cuando me llamó la atención un Peugeot que se puso a la par con dos hombres, uno de los cuales el de la ventanilla no cesaba de mirarme. Había tenido una mala noche, estaba cansado, de mal humor y me daba por las bolas la insistencia de este tipo. Desvié mi camino y tomé por otras calles y el otro auto me seguía pegado como una estampilla. En una esquina detuve la marcha de golpe, tuvieron que hacer una maniobra arriesgada para no chocarme, me pasaron y yo aproveché para bajar a un kiosco a comprar tabaco. No tenían mi marca, es difícil conseguir tabaco en cualquier kiosco, yo, mi Cavendish lo compro por el centro, en una tabaquería especial, compré un par de caramelos, me subí y proseguí mi marcha. Grande fue mi sorpresa cuando a los docientos metros vuelve a ponerse detrás el Peugeot 403 negro con los dos tipos adentro. Allí nomás me acerqué a un policía para hacerle llamar la atención,(podrían se chorros) y en ese momento aceleran y me rebasan por el costado, me pareció o creí ver que saludaban al policía. Cuando me detuve, el agente se acerca cordialmente y me pregunta que necesito, como no quise quedar como un loco le pregunté por una calle cualquiera, le agradecí y continué mi marcha. Esa mañana no me los volví a cruzar hasta llegar a la fábrica. Al entrar todos me recibieron muy afectuosamente, siempre tuve buena relación con los empleados a pesar de ser uno de los socios. Me fuí a mi despacho y mis otros socios me pusieron al tanto de lo ocurrido el último mes, el negocio no marchaba bien, la baja del oro y los pocos pedidos recibidos iban a hacer que tuviéramos que suspender la producción dos semanas al mes, eso significaba licenciar gente, no me gustaba, yo me sentía rsponsable de las familias que dependían de nosotros, de nuestros pagos, no me parecía justo. Para descomprimir la situación quedamos en seguir charlando a la tarde, me preguntaron por mi operación, cuando volvía a jugar al tennis y después se pusieron a hablar de cosas banales, viajes que tenían planeados, de los engaños de uno de ellos a su mujer, y otras boludeces, allí yo me desentendí de la conversación, cada tanto decía si, aha, humm, cualquier cosa pero ya no estaba con la cabeza en ese despacho. En realidad ya no los escuchaba, estaba ausente y mi mente se iba poblando de las imágenes de las últimas 24 horas. Al mediodía salí para almorzar al restaurant de Pepe, en Venezuela y Castro Barros y cuando estaba llegando a el creí ver de nuevo el Peugeot negro. No lo puedo asegurar, pero de ser así esto empezaba a preocuparme.

Monday, September 19, 2005

Memoria marcada a fuego: IIDespertar sin recuerdos

Luego de una noche con sobresaltos me desperté pesadamente. Todavía recordaba lo que había pasado, es mas, debía hablar con el encargado para que les dijera a los nuevos vecinos (debían ser nuevos porque nunca los había escuchado) que deberían ser mas respetuosos con los horarios. En estos departamentos chicos uno podía escuchar desde el tirar la cadena del baño hasta un estornudo de alguien del quinto piso. Bueno, quizás estaba exagerando un poco, pero tendrían que ser mas respetuosos, por lo menos eso pensaba yo. Me dí una ducha rápida (como siempre), me vestí a los tumbos, un sorbo al café con leche, cargué mi pipa con el cavendish y con mi ataché salí para el trabajo. Allí me di cuenta de dos cosas muy importantes, la herida no me dolía, era como que hubiera curado mágicamente y volvía a mi trabajo después de un mes, quien sabe con que novedades.
Al abrir la puerta me choqué con un extraño que prácticamente estaba parado delante de la entrada de mi apartamento, buenos días, me dijo, con un acento extraño y se subió al ascensor. Me sobresaltó encontrar alguien desconocido en actitud sospechosa en la puerta, pero no tuve tiempo de responder cuando ya estaba subiendo en el ascensor (nunca me gustó tener la puerta del ascensor pegada a mi puerta, otro ruido mas a soportar, el incesante subir y bajar de esa máquina infernal, la máquina de torturar sueños le decía yo. Porque si tenías el sueño liviano, cada vez que alguien subía o bajaba había que soportar ese chirrido infernal, es mas, ahora parecía sonar mas fuerte) Otro tema para tocar con el encargado, esa máquina necesitaba lubricación. Me fuí absorto en esos pensamientos, hasta llegar a la cochera. Allí me estaba esperando mi Fiat 1100 Turismo veloz, fiel compañero de tantos viajes. Me subí y me dispuse a ponerlo en marcha, pero...algo no estaba bien, percibí un aroma extraño, cigarrillo quizás?, yo hacía un mes que no lo usaba, miré los ceniceros y había cenizas, y el cuenta quilómetros marcaba ciento cuarenta kilómetros más de cuando lo había dejado. Lo se muy bien, porque llevo un registro del kilometraje en mi diario (en realidad registro todo en mi diario). Ya me van a escuchar los encargados de la cochera, seguor como sabían que yo estaba internado me utilizaron el auto para irse de juerga, y si hubieran atropellado a alguien? o peor aún, si lo utilizaron para un delito?. Ahora no tenía tiempo de ponerme a discutir pero a mi vuelta ya verían, hasta era capaz de hacer la denuncia a la policía. Arranqué con esos pensamientos y partí raudo hacia la fábrica.

Sunday, September 18, 2005

Memoria marcada a fuego: I -Basta de voces

No se muy bien cuando comenzó, creo que después de mi operación de meniscos. Luego de una semana en el hospital, al volver a casa noté que algo no funcionaba.
Primero, había cosas que no estaban en el orden que yo las había dejado, por ejemplo el cuadro con la foto de Sergio, estaba desplazado unos 5 grados hacia la izquierda, lo noté inmediátamente, otro, el cenicero sobre la mesa ratona del comedor, estaba en el extremo más cercano a la puerta de entrada y yo siempre lo colocaba en el opuesto. Al principio no le di mucha importancia, pero debía haber prestado mas atención desde el comienzo, pero realmente estaba muy cansado. Apenas podía caminar, me dolía la herida, y me encontraba muy molesto. Dejé el bolso en el palier, puse los tres cerrojos y me dejé caer en la cama para que el sueño se apoderara de mí.
Perdí la noción del tiempo y me desperté sobresaltado, me pareció escuchar voces, idiomas extraños que provenían de la cocina. En seguida abrí la cajonera de la mesita de luz, tomé mi revólver 22 , con dificultad me puse en pie y me dirijí hacia la cocina.
¿Quién anda allí?, pregunté, en esos actos idiotas e irreflexivos que uno suele tener en momentos de peligro, porque si había alguien no me iba a contestar y de esa manera lo había puesto sobreaviso. Bueno, ya estaba hecho. Me desplacé con cautela y para no ofrecer un blanco fácil me dejé caer sobre el piso (ay!, la herida, como dolía) y me arrastré hacia la cocina. Crucé el living a oscuras, yo igual podía ver porque mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad, y me fuí acercando poco a poco, muy despacio, deslizándome sobre el piso de flexiplast tratando de no hacer ningún ruido. Ya estaba cerca, la luz de la cocina estaba apagada, las voces se habían acallado y sólo entraba un reflejo a través del techo vidriado del patiecieto que podía apreciar a pesar de las pesadas cortinas que cubrían la pared de vidrio que daba al patio, probablemente de algún departamento de un piso superior.
Ya en los límites de la puerta de la cocina cerrada, tenía que tomar una determinación, como entrar.A eso me disponía, cuando de nuevo escuché las voces del idioma extraño. Eran hombres, estaban discutiendo, pero ahora sonaban más lejanas, como viniendo de algún departamanto de arriba. Problablemente de dónde venía la luz. Uf!, me tranquilicé, me incorporé lentamente con mucho esfuerzo, abrí la puerta de la cocina con cuidado pero sin temor a sorpresas, obviasmente no había nadie y sin prender ninguna luz me acerqué al borde del patio y me puse a escuchar no sin antes dejar el revólver sobre la mesa rebatible. Sí, estaban discutiendo, eran hombres, no se en que idioma hablaban, bueno, no era mi problema, lo mejor era volver a la cama y seguir durmiendo, el reloj de la pared indica las tres y media de la mañana. Con dificultad volví a la pieza, dejé el arma en el cajón, me acosté y me dejé dormir.

Friday, September 02, 2005

Provocación al alcance de la mano

Para escribir necesito que me provoquen, que tristemente fácil me resulta, sólo es cuestión de apoyar un pie, tan solo uno en la vereda, abrir los ojos y la provocación está allí. Ni se necesita extender las manos. Los ojos tristes, las cabezas gachas, las bolsas que se abren y se cierran en busca de alimento, antes eran bolsas de basura, ahora son bolsas de alimento. En las verdes va el cartón, por qué abren las negras? Imbécil, el cartón no se come (todavía)!! Dos pasos, tres insultos, cuatro pasos, mil insultos. Gente contra gente, caras con odio, miradas de hielo, pies fríos que transportan cuerpos fríos que disimulan su miedo. La guerra del cerdo es un cuento para niños hoy en día. Hoy el cerdo nos está comiendo, con furia, vieron un jabalí alimentándose? Somos el alimento disponible, cuanto falta para que nos cosechen? La ficción de Matrix es que las máquinas se alimentaban de la sangre de los humanos, la realidad es que los mismos humanos (?) se alimentan de la sangre de otros humanos. Pero no como los caníbales, para comerlos, hasta podría llegar a entenderlos, nos chupan la sangre, nos exprimen y después nos entregan a los carroñeros para que terminen la obra. No se alimentan de nuestra carne por necesidad de proteínas, se alimentan de nuestro sudor, engordan con nuestro trabajo, se inyectan nuestros pensamientos y nuestras ideas, y luego cuando ya no somos mas útiles pasamos a formar parte del abono de sus tierras, el mas rico estiércol, para cosechar sus riquezas.