Sunday, September 18, 2005

Memoria marcada a fuego: I -Basta de voces

No se muy bien cuando comenzó, creo que después de mi operación de meniscos. Luego de una semana en el hospital, al volver a casa noté que algo no funcionaba.
Primero, había cosas que no estaban en el orden que yo las había dejado, por ejemplo el cuadro con la foto de Sergio, estaba desplazado unos 5 grados hacia la izquierda, lo noté inmediátamente, otro, el cenicero sobre la mesa ratona del comedor, estaba en el extremo más cercano a la puerta de entrada y yo siempre lo colocaba en el opuesto. Al principio no le di mucha importancia, pero debía haber prestado mas atención desde el comienzo, pero realmente estaba muy cansado. Apenas podía caminar, me dolía la herida, y me encontraba muy molesto. Dejé el bolso en el palier, puse los tres cerrojos y me dejé caer en la cama para que el sueño se apoderara de mí.
Perdí la noción del tiempo y me desperté sobresaltado, me pareció escuchar voces, idiomas extraños que provenían de la cocina. En seguida abrí la cajonera de la mesita de luz, tomé mi revólver 22 , con dificultad me puse en pie y me dirijí hacia la cocina.
¿Quién anda allí?, pregunté, en esos actos idiotas e irreflexivos que uno suele tener en momentos de peligro, porque si había alguien no me iba a contestar y de esa manera lo había puesto sobreaviso. Bueno, ya estaba hecho. Me desplacé con cautela y para no ofrecer un blanco fácil me dejé caer sobre el piso (ay!, la herida, como dolía) y me arrastré hacia la cocina. Crucé el living a oscuras, yo igual podía ver porque mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad, y me fuí acercando poco a poco, muy despacio, deslizándome sobre el piso de flexiplast tratando de no hacer ningún ruido. Ya estaba cerca, la luz de la cocina estaba apagada, las voces se habían acallado y sólo entraba un reflejo a través del techo vidriado del patiecieto que podía apreciar a pesar de las pesadas cortinas que cubrían la pared de vidrio que daba al patio, probablemente de algún departamento de un piso superior.
Ya en los límites de la puerta de la cocina cerrada, tenía que tomar una determinación, como entrar.A eso me disponía, cuando de nuevo escuché las voces del idioma extraño. Eran hombres, estaban discutiendo, pero ahora sonaban más lejanas, como viniendo de algún departamanto de arriba. Problablemente de dónde venía la luz. Uf!, me tranquilicé, me incorporé lentamente con mucho esfuerzo, abrí la puerta de la cocina con cuidado pero sin temor a sorpresas, obviasmente no había nadie y sin prender ninguna luz me acerqué al borde del patio y me puse a escuchar no sin antes dejar el revólver sobre la mesa rebatible. Sí, estaban discutiendo, eran hombres, no se en que idioma hablaban, bueno, no era mi problema, lo mejor era volver a la cama y seguir durmiendo, el reloj de la pared indica las tres y media de la mañana. Con dificultad volví a la pieza, dejé el arma en el cajón, me acosté y me dejé dormir.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

How Katrina Turned me Republican
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8:51 AM  

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